Después de doce años de restauración, se abre la Casa de los Vettii, una de las más famosas y ricas, que fascinó a Picasso.
Los últimos frescos que se muestras al público en Pompeya son de rara belleza. Por un lado está la Casa de los Castos Amantes, el lugar más emblemático de la antigua ciudad romana. Por otro, la Casa de los Vettii, una de las más famosas y más ricas de Pompeya.
Excavada en el 1987, visitable con reserva solo durante ocho meses en el 2010, nunca fue abierta al público la domus de los Castos Amantes, así llamada por un fresco sobre la pared de un comedor donde aparecen un hombre y una mujer que se besan recostados sobre un lecho o triclinio durante un banquete.
Era una casa especialmente grande, pues contaba con numerosas habitaciones y una panadería industrial, y en toda la domus se ven reflejados la furia con la que la erupción del Vesubio canceló la vida en el 79 d. C. Aquí se encontraron los esqueletos de una mula y seis burros que se utilizaban para hacer girar las cuatro piedras de molino para producir harina en la panadería, además de distribuir el pan dentro y fuera de la ciudad.
La Domus será reconstruida totalmente con 10 millones de euros, dentro del plan denominado Gran Proyecto Pompeya, que la Unión Europea financió con un centenar de millones. Pero antes de iniciar los trabajos, el superintendente de Pompeya, Massimo Osanna, ha querido ofrecer a los visitantes una última ocasión para admirar la Domus: En homenaje a los enamorados se podrá entrar en grupos de 20 personas hasta el 14, día de San Valentín. Después, la cita será en el 2020, cuando se terminen los trabajos en la Domus y resplandezcan totalmente sus frescos.
La joya de Pompeya que sedujo a Picasso
Una de las joyas de Pompeya, por su opulencia y grandiosidad, ha abierto después de doce años de restauración: La Casa de los Vettii. Para dar solemnidad a la reapertura asistió el primer ministro italiano, Paolo Gentiloni, destacando que Pompeya se ha convertido hoy en el «orgullo de los italianos». En un año de oro para los lugares de cultura italianos, Pompeya es detrás del Coliseo el segundo monumento más visitado de Italia: 3.209.089 ingresos en el 2016, un 7,5% más que en el año anterior, todo un récord de visitantes y de ingresos: 23,5 millones de euros.
Números destinados a crecer extraordinariamente en este año con la exposición «Picasso-Parade. Nápoles 1917», abierta desde el 10 de abril al 10 de julio para conmemorar los cien años del viaje en Italia de Pablo Picasso, quien visitó junto a Jean Cocteau las excavaciones. La fascinación que le causó el área arqueológica le llevó a pintar su célebre cuadro «Dos mujeres que corren en la playa» (1922), una pintura cargada de sensualidad, inspirada en algunas figuras clásicas de Pompeya. El pintor malagueño encontró también inspiración para sus diseños en el ballet ruso “Parade”.
Picasso fue seducido por la Villa de los Misterios y la Domus de los Vetii, ambas por sus frescos extraordinarios. Descubrió una pintura libre, poco esquemática, ligada al sentido de la decoración, del placer de vivir.
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Priapo, restaurado y nuevamente visible
Durante decenios, un fresco de la Casa de los Vettii estuvo cubierto, porque era una imagen «prohibida» a menores, con una madera que se retiraba solo tras una justificada petición oficial, o bien con una propina al guardia: era el Priapo, dios de grueso falo, hoy nuevamente visible tras la restauración.
Se encuentra en el vestíbulo de la casa y es una de las figuras más fotografiadas y reproducidas de Pompeya: El dios Priapo, bajo cuya protección se había puesto el hogar, está representado en el momento de pesar sobre el plato de una balanza su enorme falo teniendo como contrapeso en el otro plato una bolsa de dinero. El dios representaba la prosperidad económica de los propietarios, los hermanos Aulus Vettius Restitutus y Conviva, exesclavos enriquecidos gracias al comercio. Su relación con Priapo se mostrada también de forma explícita en una estatua de mármol que originalmente decoraba la fuente del jardín y hoy está en el atrio. Una leyenda indicaba que el Priapo de los Vettii donaba fertilidad al tocar su falo.
En uno de los muros del atrio se encuentra una de las dos enormes cajas fuertes en las que los hermanos Vettii, comerciantes de vino al por mayor, tenían sus monedas romanas (sesterzi) y joyas.
Especialmente refinados son los frescos del triclinio (comedor) que representan escenas mitológicas. Los frescos fueron pintados en esta sala que a propósito no se iluminó demasiado para que la luz no dañara las pinturas, como si se tratara de una cuidada pinacoteca.
Esta resurrección de la ciudad romana destruida por Vesubio es posible gracias al citado Gran Proyecto Pompeya, un ambicioso plan tiene como objetivo preservar un área arqueológica de 44 hectáreas excavadas y de otras 22 pendientes de excavar: Se incluyen 1.500 edificios, 17.000 metros cuadrados de frescos y pinturas, además de 12.000 metros cuadrados de pavimentos.
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